sábado, 8 de marzo de 2008

Vierundzwanzig

Según los alemanes, yo cumplí esos años. Siempre he encontrado, por decir lo menos, curioso esto de que llevemos con tanto detalle la cuenta de cuántas vueltas ha estado dando la tierra desde que nacemos – translativamente, no rotativamente – y que sea motivo de alegrarse de que el planeta pase una vez más por el mismo lugar de su órbita donde se encontró cuando nacimos. Otros, a mi juicio aún más curiosos, tienden a pensar que no sólo la órbita terrestre, sino todo el resto del universo también tiene algo que ver con nosotros y que ese lugar no es accidental – como me inclino a pensar yo – sino que afecta profundamente nuestra personalidad, determina de alguna manera nuestra propia estructura y va marcando un camino sobre nuestro paso por acá. Me parece raro esto de pensar que en este mes, las maternidades están llenas de “bebés piscis” y que todos comparten los mismo rasgos de personalidad por el solo hecho de haber nacido en marzo. Bueno, probablemente pienso todas estas tonteras porque soy piscis.

Más allá de las reflexiones mulas, cabe comentar que ayer viernes cumplí 24, esto es, mi último cumpleaños antes del cuarto de siglo. Ante la insistente duda de si este tipo de eventos deben ser celebrados, meditados, lamentados, o bien, simplemente ignorados preferí dejarme llevar por la presión social del resto y considerarlo algo digno de manifestaciones festivas excepcionales y poco ortodoxas (¡poco romanas también!). En corto, se puede resumir en la cita: “Estai de cumpleaños el viernes?? Weeena, vamos a quedar todos raja de cura’os”. En un contexto similar, ha de mencionarse que las chiquillas italianas y chilenas – junto con un par de allegadas, española y polaca – hicieron para la ocasión una increíble lasaña, que fue comida apasionadamente, casi á la Garfield. Para mi sorpresa – no me habían dicho nada las muy coquetonas – también me tenían una tortita y unas pequeñas bolitas de cacao que habían estado preparando durante la tarde.


Como se documenta en el registro abajo inserto, el momento del anónimo e inmortal “cumpleaños feliz” fue digno de Babel: “¿en qué idioma cantamos?” Y dado que para decisiones salomónicas se inventó la tolerancia, fue cantado varias veces en distintos idiomas.


A la misma hora, en el Partyzimmer de la casa, Pato Velasco, chileno, soltero, estudiante de Sociología PUC, estaba haciendo una fiesta de despedida con sus amigos alemanes e internacionales que había conocido acá durante el semestre. Ni corto ni perezoso, cuando me invitó yo le conté que estaba de cumpleaños y si podía aprovechar de llevar a “un par de amigos más”. Aparte de todas las guapetonas que estaban comiendo conmigo, invité también a Lucas Vicuña, chileno, soltero, estudiante de doctorado en Neurobiología Molecular de la Uni Heidelberg, con quien no había tenido contacto desde que llegué a Heidelberg y a Julia Stoye, alemana, soltera, estudiante de Ciencia Política que estuvo en Chile de intercambio, quien aprovechó también de invitar a algunos amigos suyos. Es menester mencionar que en el departamento, post cenam, lo estábamos pasando mucho mejor que en el partyzimmer: más baile, más música, más diversión, más amigos (ya se lo quisiera cualquier producto de moda). Finalmente, tipo 12 decidimos ir a bailar a Ziglas, cosa que no convencía mucho a los alemanes que nos acompañaban. Cualquier espectador imparcial concordaría plenamente con que lo pasamos salvaje, caballo, estupendo. Y definitivamente a los alemanes – quizás las alemanas no tanto – necesitan más reggetón y menos prozac. Para que YO diga que son tiesos… imagínense.
Finalmente, estando toda la comitiva en diversos estados etílicos que no vale la pena detallar exhaustivamente, volvimos como a las 4, una hora brutalmente tarde para un carrete acá en Alemania.

En resumen y a modo de cierre, creo que fue uno de los cumpleaños que mejor lo he pasado, entrando a competir con la celebración de mis 10 en el Sport Francés con todos mis compañeros de colegio, o con todas las celebradas en El Campanil (1998 – 2004), donde la fuerza de gravedad tomaba un curso extremadamente curioso, ya que siempre, de manera necesaria, tras soplar las velas, me caía irremediablemente a la piscina. A propósito de fuerza de gravedad, tengo que compartir una inusual cosa que me ha llamado la atención acá: he visto muchos niños, por las calles, los patios, colegios, etc. Eso no tiene nada raro – bueno, para ser Europa posmoderna, un poco raro en realidad – pero lo que sí es raro es que he visto muchos niños cayéndose: sacándose la cresta. Sin ir más lejos, en lo que va de hoy – son las 4 de la tarde – he visto tres niños, caminando con sus papás por Plöck, cuando de repente el cabro, solteros todos, en promedio 3 o 4 años, se van de bruces al suelo. Y lo que resulta aún más extraño, es que los papás se quedan mirando, esperando que se levante para seguir caminando, sin alterarse un pelo. ¿Por qué los niños se caen más acá? ¿Tendrá que ver con el carácter alemán que los papás no hagan nada? ¿Será alguna manifestación extraña del estoicismo germano que todavía corre por estos pueblos? Quizás. Llama la atención también, que los niños se levantan, sin llorar, sin reclamar y van prontos donde el papá/mamá con quien iban. Tal vez de eso se trata ser alemán: levantarse sin llorar, aunque nos hayamos sacado la cresta y nadie nos preste una palabra de aliento.

Mucho éxito a los que estén comenzando un nuevo año escolar – mi semestre parte en abril!! Leru leru!! – y un abrazo especial a todas las mujeres leyendo, en su día internacional de la mujer. Ese motivo gaudii laetitiatisque me impulsó a hacerle una pequeña atención a mis tres convivientes para el desayuno (flores inclusive). Supongo que también a modo de agradecimiento por la comida y el buen rato de ayer. Bien pueden tener en cuenta que también es un gesto de mi parte a todas las mujeres, estén en Heidelberg, Santiago o Guanajuato. Alles gute zum Frauentag!!

Muchas gracias a todos los que escribieron, mandaron postales o manifestaron de alguna manera que se acordaron que estuve de cumpleaños! Fue muy emocionante leerlos y saber de ustedes desde acá. Seguiré esperando sus comentarios, correos, envíos postales de pisco, quesillo o manjar.

Un abrazo,
Cristián


(Incluyo algunas otras fotos de anoche..)


Los que gozamos de la lasaña: Cony (chilena, derecho), Jeremías (chileno, derecho), Maria Lucia (italiana/alemana, idiomas y psicología), Lisa (italiana, idiomas), Zeltia (española, idiomas) y Carla (chilena, psicología).

El celebrado instruyendo a los celebrantes. En primer plano, las primicias preparadas para la ocasión.


La Cony y el celebrado mirando a la cámara del lado.



Natalia, la "tímida" polaca, quien en vez de trabajar como doble de Paris Hilton, se dedica a aprender español y alemán. Hoy por hoy, tiene un excelente alemañol.


6 comentarios:

Unknown dijo...

¡¡BaKan!! tu cumpleagnos.
Me gustó,no, me "emociono"el analisis de personalidad,

Bonita la Polaca, ¿usará su denario?, me gustaron sus "joyas"

Gracias,y esperamos nuevos aportes

Te escribo mientras vemos en TV la Opera de Sebastian Errazuriz,
impresionante

Cariños B

Luis Placencia dijo...

Estimado: Feliz cumpleaños!!! Aunque sea atrasado supongo que vale. Notable que les estés pasando tan re-bien!!! Nos acordamos mucho de ti con Marcela!!!
Domínguez es un pelolais a quien se le estropeó el órgano valorativo con la dormida en el suelo parece... La Europahaus es fea, y punto!!!

Un abrazo,
Lucho.

Unknown dijo...

Que bueno el cumpleaños.Me alegro por ti y felicita de mi parte a tus entusiastas convivientes.
¿No te acostumbres a tantas atenciones....!
Nota técnica:
No se han podido abrir varias de las fotos (incluso la tuya de perno en la portada)
¿Puedes revisar que pasa?
Un abrazo y sigue pasándolo bien.
Papá

Ana Maria dijo...

Que bueeenaaa celebracion...!!!!!!!
Dale de parte mia, las gracias a tus amigas, se pasaron de cariñosas.
Ojala el proximo año, ellas esten en Chile en esta fecha, asi puedan organizar y participar en tan entretenido evento.
Ahora si se ven las fotos, estan muy buenas las lasagnas.
Besos
Ana Maria

Elías Lestrade dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cristián dijo...

Creo que a Placencia le bajó un poquito de envidia de ya haberse amarrado a hacer el doctorado en un pueblucho como Halle y no en una ciudad espectacular como es Heidelberg.
He ahí el origen de las críticas, creo.

Du hast dein Herz in Heidelberg verloren, mein Freund...