Si bien este primer mes ha sido un constante ir y venir de nuevas cosas, nuevas gentes y nuevas experiencias, no tengo claro si los que están por venir irán a ser algo más tranquilos o bien se mantendrá constante este flujo de novedades (in novitatibus invenit temptatio, decían algunos medievales). Sin perjuicio de lo anterior, cabe hacer un recuento de lo acaecido en esta última semana. Para facilidad de los lectores, comienzo a enumerar (en caso de aburrimiento crítico, sáltese directamente al próximo número romano):
I. Schwetzingen
A
II. Die Welle
Con Julia, la alemana paleta que se ha esforzado en hacerme una introducción a la cultura alemana contemporánea, esta vez fuimos al cine. Vimos Die Welle (La Ola) una pelícu

III. Ende des Sprachkurses
Como todo en esta tierra, el curso intensivo de alemán tuvo que llegar a su fin. Fue muy interesante ver que en este caso, a diferencia del de Leipzig, no hubo las típicas
Pero esto no se acaba acá, puesto que la Max Weber Haus ofrece cursos de idioma durante el semestre, junto con otros cursos de extensión. Yo por ahora estoy pensando seriamente en tomar el curso de alemán – o quizás el curso para preparar el DSH, esto es, el test de alemán que me acredita como “germano-hablante” – y también me está tentando seductoramente un curso de literatura, sobre “teatro revolucionario alemán”. Todavía me queda un tiempo, ahí les contaré qué decidí y por qué.
IV. Karwoche
Por Karwoche no se entiende la “semana de los autos” sino más bien lo que nosotros llamamos “semana santa”. Hace varias semanas ya – o más bien, desde que llegué – que están casi todas las tiendas con cosas referentes a la semana santa, a saber: huevitos y conejos. El domingo pasado fue Palmensonntag – nuestro querido “domingo de ramos”- pero curiosamente en la misa que yo fui no hubo ninguna referencia al respecto, ni bendición de ramos, ni nada. De hecho, vi a muchos parroquianos que habían llegado con sus ramos pero que los guardaron discretamente dentro de sus abrigos al darse cuenta que el presbítero no hacía referencia alguna al respecto. Durante la semana no hubo actividades especiales, hasta el Gründonnerstag – “jueves santo”, que por algún motivo acá se llama “jueves verde” –, día en el que se llevó a cabo una misa de celebración de la última cena y luego una (no tan) breve instancia de reflexión y adoración del santísimo, en la cripta subterránea de la Jesuitenkirche. Me llamó mucho la atención que no sólo se hacían los cantos solemnes en alemán y en latín, sino también varios más de estilo “folk” – a lo misa chilena – e incluso algunas antífonas en italiano, inglés o francés… que todo el mundo las conocía y las seguía!! ESTOS ALEMANES ESTAN LOCOS!!
(Dato freak: conversando con Marianna, una amiga de Chipre, comparábamos cómo eran las tradiciones de semana santa de la Iglesia Ortodoxa y la Católica. Ahí me contó que la abstinencia no es sólo de carne, como nosotros, sino que también de aceite. “Una vez yo traté de hacer el ayuno entero, y con la carne, ningún problema… pero ¿el aceite? Es imposible... ¿qué se puede comer que no tenga aceite?” Al parecer el aceite de las islas mediterráneas es mejor que el nuestro…)
El viernes santo se hizo la Karfreitagliturgie, es decir los oficios (lectura de la pasión, adoración de la cruz, etc.) a las 3 de la tarde, como se acostumbra. Y para la tarde estaba programado Die andere

Hoy es sábado santo, día por definición alitúrgico, que resulta ser una suerte de limbo entre la pena del viernes y la esperanza del domingo:
Este es el día sábado más vacío
éste es el día sábado de la nada
cuando Dios descansó de su existencia
cuando los hombres no piensan en nada
cuando la historia dijo hasta aquí llegamos
porque el cuerpo de Dios descansa en paz.
(J.M. Ibáñez, Libro de la Pasión, VIII, 14)

Lo que sin duda me tiene bastante ansioso – angespannt dirán por acá – es el viajecito que parto el próximo martes. A más de algun@ le comenté que me bajaron las ganas de recluirme en un monasterio benedictino en Baviera, entre Augsburg y München. Así que el martes comienzo a satisfacer esas ganas, ingresando como visitante al monasterio de Sankt Ottilien. Ni idea muy bien de qué se trata, ni qué me tocará hacer o cuál es el programa, etc. Sólo sé que me van a hacer trabajar para pagar mi estadía – el trabajo puede ser desde labrar la tierra, forjar hierros hasta cocinar o limpiar los dormitorios – y que probablemente me toque rezar mucho: ora et labora. Tendré cuidado de no ser demasiado entusiasta, porque ya veo que si me ven muy embalado, me dejan adentro! En fin, más detalles se los podré contar sólo a la vuelta, después del 30 de marzo.
Que tengan todos una muy feliz pascua de resurrección (¿por qué tenemos que ponerle apellido, si hay una sola pascua?) con sus familias y me acordaré de encomendarlos cuando el cuero ya no me dé más de tanto encierro con los amigos peladitos.
¡Pascua feliz para todos!
Un abrazo,
Cristián
PS: tuve un pequeño problemirijilla con las fotos... voy a intentar subirlas dentro de los próximos días. Acto de fe nomás... gracias por la comprensión.
PS2: Ahora sí están las fotos!!
5 comentarios:
Que te vaya muy bien en el monasterio, "ora et labora" mucho, ojala te toque "forjar hierro" ya que seria un experiencia novedosa, menos simpatico seria limpiar baños.
Cariños
Ana Maria
Si fuerai judío podríai haber comido un asado alemán. Saca tus propias conclusiones
Que bueno que cambiaste la foto; con la otra te habrian dejado adentro del monasterio "per secula"
Ojala te toque cocinar, asi nos traes recetas nuevas de los monjes. JAJAJA.
Un beso Onca.
hola, ya termine del leer el blog (al fin!!), me rei mucho y enocontre bastante interesante todo. Sigue escribiendo asi yo seguire preguntando. Pasalo increible.
un beso y un abrazo
ceci
Pero si fuerai judío no podriai comer cerdo!!! (lo cual en Alemania es idéntico a no poder comer carne, salvo que tengai plata para ir a Maredo)
Saca las tuyas Medus Jano!!!
Ah!!! La foto antigua era mejor Rodríguez!!!
Un abrazo,
Lucho.
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