miércoles, 20 de febrero de 2008

Homo viator - Homo heidelbergensis

Homo viator es una de las expresiones favoritas de Duns Scotus para referirse a la condición humana: somos hombres en viaje, en camino, peregrinos, puestos en una tierra que no es la nuestra y que no es nuestro destino final. No sé qué pueda tener que ver esto con mi llegada a Alemania, pero encuentro que es una bonita reflexión. Tarea de cada uno hacer el link...

Como buen viator, entonces, partí hace ya dos días desde Santiago. Cabe decir que el vuelo TAM Stgo - Sao Paulo, no sólo se demoró en hacer el boarding, y no sólo se demoró una hora en salir a la pista de despegue, sino que además se anduvo batiendo bastante. Me hice amigo de mi companero de asiento, Manuel Barroso, joven agrónomo en camino a Inglaterra, donde trabajaba revisando las exportaciones chilenas. Bastante simpático. Nos bajamos juntos en Sao Paulo, donde él tenía que esperar su conexión al lado de la mía. No sé si pueda decir que nos hicimos amigos, pero al menos si quisiera irme alguno de estos días a Inglaterra, tengo alojamiento en Maidtone, Kent.

El segundo vuelo fue ampliamente mejor que el anterior. Tanto así, que tengo pocos recuerdos: me lo dormí casi entero. La llegada a Frankfurt estuvo tanto o más agitada que el primer vuelo, ya que supuestamente tenía que tomar un bus que llega a Heidelberg. Viator Rodríguez se pone a dar vueltas por todos lados, con maleta, mochila, computador y bolso para obviamente NO encontrarlo. Terminales A, C, B y D me vieron pasar como un avión -por lo cargado que iba- sin obtener ningún resultado. Incluso, hasta varias veces me di vueltas por lugares donde ya había estado y gente que ya me había visto, me miraba con un rostro aún más extrañado. Finalmente, me rendí y me tomé un tren. Paradójicamente, me salió más barato el tren que irme en bus. La vida sigue siendo una caja de bombones.

Homo Heidelbergensis es el nombre de un homínido cuyos restos fueron encontrados por primera vez en las afueras de Heidelberg. Después evolucionó desde el homo erectus, pero antes del neandertal. Tampoco tiene que ver con el viaje, salvo que estuvieron acá. Una vez que pisé Heidelberg, igual que esos ex-erectus, me reuní con otro homo sapiens que me estaba esperando: Lucas Vicuña, doctorando de Neurobiología Molecular y hermano de Emilio, me fue a buscar y nos fuimos juntos a su departamento en Neuheimer Feld donde podría pasar la primera noche antes que me entreguen mi orgullosa pieza. Neuheimer Feld es la parte "nueva" de la Universidad, que queda hacia el lado norte del río Neckar y donde están los edificios científicos y médicos. Me llevé muy bien con Lucas, para no haber estado nunca antes con él. Resultamos ser muy similares en gustos de música, y compartimos una pasión de manera complementaria: a él le fascina cocinar y a mi me fascina que alguien me cocine. De hecho, su único encargo, fue que le llevara algún libro de cocina chilena. Como ven, nos llevamos salvaje. Muchas gracias Emilio por el contacto!

Hoy miércoles abandoné temprano y raudo del depto de Lucas, para ir en busca del InfoCafe International (con ese nombre puede ser cualquier cosa!). Ahí, después de varios minutos infructuosos de búsqueda, pude recibir las llaves de mi pieza. Obviamente que una vez que me dieron las indicaciones, no llegué a la primera, y como buen viator, me quedé viando varias cuadras hasta que finalmente pregunté. Lo curioso era que yo iba bien por la calle: tenía que llegar a Plöck 61. Plöck 64....Plöck 63.... Plöck 62-60 (sic)....Plöck 58....Plöck 57. Y precisamente en Plöck 58 estaba Europahaus III (mi residencia es Europahaus II). Entonces... o alguien se equivocó o a alguien no le fue muy bien en "Diseño de calles 1" o algo así. Para mi sorpresa, Europahaus II y, por consiguiente, Plöck 61 quedaba tres cuadras más abajo!! Y EFECTIVAMENTE AHI ESTABA!! ESTOS ALEMANES ESTAN LOCOS!!!

Tengo una pieza que comparte cocina con otras cuatro, y el baño con dos de esas cuatro. Es muy buena, y está bastante bien aperada. Eso sí, sin ninguna posibilidad de internet. Esto queda en el Altstadt, la parte antigua de Heidelberg, a cinco minutos de los edificios de la Universidad y de otros lugares históricos de Heidelberg. En esta calle no sólo vivieron Jaspers y Kuno Fischer, sino que el mismo Hegel estuvo viviendo acá entre el 1817 y 1818 (o sea, Hegel vio la independencia de Chile por Emol.com estando en Heidelberg!! Y en mi misma calle!!). Por ahora, hay sólo una italiana, María, en las otras piezas, pero llegará otra italia, una china y otra chilena... rayos.. acabo de cachar que seré el único hombre. Bueno, ojalá entonces que me cooperen con mi pasión de que-otro-cocine.

Eso sería por ahora. A modo de impresión general, puedo decir que llegar por segunda vez a Alemania tiene varias peculiaridades. Como bien acotó en su minuto mi amigo Roberto, no es el mismo encanto de la primera vez. Pero al mismo tiempo, acoto yo, tampoco tiene las ansiedades y las expectativas desatadas de la primera vez. Ahora ya conozco el lugar, conozco más o menos cómo es la gente y la cultura, etc. Por lo mismo, me he podido manejar mucho mejor con el idioma: no he tenido necesidad de recurir al inglés en ningún caso. Y déjenme aclara que tampoco he tenido sólo conversaciones estilo "donde queda la estación". Sin ir más lejos, todo lo que hablé con María, la italiana/alemana, fue en alemán y también estuve conversando harto rato con Nicola, una alemana bióloga compañera de laboratorio de Lucas.

En fin, la cosa se ve bastante bien. Sobre todo porque tengo el alemán mucho mejor de lo que pensaba. Antes de partir estaba con susto de que me bajara la timidez y no querer hablar, evitar a como diera lugar el diálogo, etc. Pero ahora, decidí adueñarme de la situación y mejor pasar una vergüenza por preguntar mal o hablar mal, que quedarme calladito. Y me ha funcionado macanudo. Ahora sólo falta empezar las clases, seguirme perfeccionando, conocer gente, hacer varios trámites con la ciudad, estudiar, viajar, conocer, vivir... en definitiva, seguir siendo un viator heidelbergensis.

Un abrazo grande... y pongan comentarios o manden mails!!
Cristián

4 comentarios:

Francisca Vial dijo...

hähähähä (ejem)
me rei, mucho..
Increíble como escribes, te vi perfecto en la situación.

mil exito en esta aventura que comienza. estamos al habla!
un beso

pd:te regalo otro ñ.

Tere dijo...

Querido,
y si te dedicas a hacer crónicas de viaje en vez de ser filósofo??????
Cómo me reí con tu relato, se ve que entendiste que en la vida una misma experiencia puede mirarse desde dos ángulos diametralmente distintos, y es que yo, si la numeración de las calles hubiera estado locamente al revés, me hubiera sentado a llorar con hipo en la vereda.
No pares de contarnos todo todito lo que te va pasando a medida que vayas avanzando la aventura.

Besos.

Ñandú
Coño
Ñoqui
Niño
Ñami
Ñaca ñaca

Que lo pases muz bien :)

Ana Maria dijo...

Muy bueno tu relato, Chico. Al fin llegaste a destino....y todo bien.
El enredo de las numeraciones, para llorar a grito......pero al fin llegaste a destino.
Aprovecha de aprender a cocinar y a tu vuelta...... nos daras una sorpresa..!!!!!
A la espera de mas relatos.
Besos

Luis Placencia dijo...

Estimadísimo!!! Exceñente que tu viaje haya andado bien (aunque movido!!!) Y ecelente también tanta periocidad en los envíos, eres bastante alemán en eso parece...
Bueno, la verdad, es que nuevamente es agrado, esta vez leerte. Nos vemos la próxima semana!!!

Un abrazo,
Luis.